Este plato es uno de los que sieeeempre he querido hacer. El problema es que se hace normalmente con dos tipos de coladores que encajan uno encima del otro, pero resulta que por más que he buscado no ha habido manera humana de encontrarlos. Así que me he cansado y he cogido mi súper colador de toda la vida (bueno, realmente hace un par de semanas que lo compré...) y, artilugio en mano me he aventurado a preparar el plato.
Bien, para empezar hay que tener los ingredientes. Para dos personas hemos empleado:
-4 patatas medianas.
-Aceite.
-Un diente de ajo.
-8 rodajas de chorizo.
-2 huevos.
-Sal y pimienta.
Para ello hemos utilizado una de esas maravillas de la tecnología.... Nuestra mandolina. Si observáis bien veréis que tiene una gran variedad de cuchillas. Con ella hicimos el milhojas de patata hace unas semanas. Corta las patatas chips, rejilla, paja, gorda... Es una maravilla... Es mi pequeña :D
Así hoy vamos a cortar con la cuchilla más fina de todas. Fijaos en cómo han quedado las patatas.
Es muy importante pelar y lavar la patata, pero en el momento de cortarla con la mandolina hay que conservar el almidón ya que gracias a él conseguiremos que la patata se pegue y podamos formar el nido.
Cuando tengáis la patata cortada y salada la vamos a distribuir a lo ancho y largo del colador. Hay que resaltar que, cuanto más grande, más complejo se hace freírlo, ya que hay que utilizar más aceite y gastar más tiempo en cocinarlo. Vamos a poner la vitrocerámica a 7.5 de 9 (fuego medio). Si veis que hay algún sitio donde no llega el aceite con la misma espumadera vais rehogando la patata. Sacadla de tanto en tanto para comprobar que el nido se está formando adecuadamente.
Hay que tener paciencia. Nuestro nido era para dos y hemos tardado un cuarto de hora más o menos.
A parte freímos el chorizo. A mí particularmente me encanta el chorizo de tripa, el de matanza, no el plastificado. Pero por circunstancias temporales hemos tenido que comprar del normalillo.
Cuando la patata esté la sacamos y la volcamos cuidadosamente en un plato. Con una servilleta vamos presionando ligeramente el colador para que poco a poco se vaya despegando. Yo no he esperado a tenerla despegada del todo y cuando he podido he metido una cuchara y con las propias manos, delicadamente lo he sacado.
Mi consejo es que la dejéis en el horno para que no se enfríe cuando la sirváis. Mientras freímos los huevos. No me gusta utilizar mucho aceite para que no queden muy grasos, pero no tienen ningún truco. Cuando estén listos montamos el plato.
Primero ponemos el nido. Luego distribuimos el chorizo alrededor y por último el huevo frito queda en medio.
Queda crujiente y, aunque parezca que no, se mantiene la forma de cúpula muy bien, no tiene problema. El contraste del chorizo, el huevo y la patata me encanta, pero sobre todo me quedo con la satisfacción de haber logrado hacer un nido por fin.
Ăn ngon miệng (vietnamita)
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