martes, 8 de marzo de 2011

Korokke (croqueta japonesa)

Hay que reconocer que, a pesar de no ser carnívora, hay platos que están destinados a ser cocinados con carne. La korokke es uno de ellos.

La korokke llegó a Japón a través de los franceses, de hecho korokke es un derivado de croquette.

Para hacer korokke necesitaremos:

Para el puré de patata:

-2 sobres de puré de patata (aunque queda mejor hirviendo la patata nosotros lo haremos con patata deshidratada).

Para la carne:

-100 gr de carne mixta (cerdo y ternera).
-2 cucharadas de azúcar.
-1/2 cucharada de sal.
-Un poco de pimienta.
-Un poco de nuez moscada.
-Una cucharada de aceite.
-1/2 cebolla.

Para el rebozado:

-1/2 huevo.
-25ml de agua.
-25gr de harina.
-Virutas de pan.

Lo primero de todo es hacer el puré de patata teniendo cuidado de que quede denso. Si lo hacemos de sobre debemos usar algo más de la mitad de líquido que indican las instrucciones, es decir, si utilizamos dos sobres, pondremos la leche que utilizaríamos para un sobre. Una vez que lo tengamos lo dejamos en un bol y pasamos a preparar la carne.

Ponemos un poco de aceite en una sartén a fuego medio. Freímos la carne hasta que empiece a coger color y entonces añadinos el azúcar, la sal, la pimienta, la nuez moscada y la cebolla cortada en trocitos. Removemos de vez en cuando mientras se termina de freír la carne y, cuando esta ya esté hecha del todo, la ponemos en el bol del puré.

Mezclamos bien todo en el bol. Cuando lo hayamos mezclado, volcamos el contenido en una bandeja y hacemos ocho partes. Con cada parte hacemos una bola. Tened en cuenta que os ha de quedar como el tamaño de la palma de la mano, sino se os puede romper con facilidad.

Procedamos ahora al rebozado, ya veréis que la forma de rebozar es un tanto diferente a la que estamos acostumbrados en Europa. Batimos el huevo, lo mezclamos con el agua y añadimos la harina usando un colador para que no se hagan grumos. Empapamos las bolas en este preparado y, acto seguido, las cubrimos de virutas de pan.

Una vez rebozadas, si es necesario, se pueden congelar sin ningún problema. Eso sí, descongeladlas con horas de antelación y rebozadlas con un poco de virutas de pan para que se absorba el agua y no se deshagan.

Para cocinarlas es muy sencillo, sólo hay que freírlas a 150º durante diez minutos. Si las freís con el aceite demasiado caliente puede que se quemen por fuera y se queden crudas por dentro.

Ahora vamos a emplatarlas como si fueran una hamburguesa. Para ello vamos a ponerle:

-3 rodajas de tomate.
-Tiras de repollo.
-Pepino.
-Pimiento verde.
-Pepinillo.
-Alcaparras.
-Cebolla con salsa de caramelo.
-Queso emmental.
-Pan de hamburguesa.


Nos encantan las hamburguesas que están acompañadas de tantos ingredientes. No le ponemos huevo porque mataría mucho el sabor, sino también llevaría.

Para ello hacemos al vapor el repollo y luego lo cortamos en tiras finitas. Cortamos el tomate, el pepino y el pimiento verde en rodajas finas. Mientras, doramos el pan. Cuando esté un poco dorado ponemos la capa de queso en la tapa del pan y la dejamos fundir durante cinco minutos.

Vamos a montar el pan: primero ponemos las rodajas de tomate, luego el repollo, encima el pimiento verde, pepino y luego el pepinillo.Siempre de forma que nos quede una superficie más o menos plana.

Ponemos encima la korokke. Cortamos alguna alcaparras y las ponemos encima de la croqueta. La cebolla caramelizada la ponemos en la tapa del pan.

Podéis aderezarlo con cualquier salsa. En Japón tienen salsas especializadas para las korokke, igual que el propio pan, conocido como koppepan, aunque creo que es igual al pan de frankfurt no lo puedo asegurar; nosotros nos conformamos con las que podemos encontrar en cualquier superficie.

El sabor es impresionante: a cada bocado múltiples sabores inundan nuestras papilas gustativas. La cebolla caramelizada le da un toque dulce que contrasta con la acidez de los pepinillos o de las alcaparras. No os podéis perder este plato. Aunque la primera vez pueda parecer complejo, es simplemente cuestión de práctica. No olvidéis que las cantidades están pensadas para congelar, de forma que menos de una hora de trabajo nos sirve para tres o cuatro días, según cuantos seáis de familia. Merece la pena.



いただきます

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